Es tu presencia divina
la que alegra mis días
y en un pasado ya marchito
que solo recordar me insita
a verte cada noche…
dormida, velar tus sueños mi niña.
Tu muñeca de siempre,
la que vestías, mimabas y cuidabas
en esa bella infancia sublime.
y las historia que por ti inventaba
para que cada noche descansar pudieras,
y los juegos y travesuras
que inventabas, en esta casa quedaron
guardados para siempre, en el baúl
del recuerdo, en donde nadie
puede sacarlos.
Y tu adolescencia, travesía del tiempo
en donde cambiaste los juegos
por pinturas y arreglarte el pelo
para agradar al sexo opuesto.
no más rodillas raspadas,
no más marañas en el cabello,
no más llorar por bañarte y jugar con la sopa.
Ahora tus juegos son distintos,
la dicha de ser mujer
y las zapatillas de tacón
son parte de ti,
de niña a mujer
mágica transformación.