Creo que ya nunca volveré a ver otra mortal como ella,
Hasta hoy todavía no vi un ser con tanto esplendor,
Cuando encontré la por primera vez, me fascinó su candor,
Y dije, que criatura divina, como podéis ser así tan bella,
Sus cabellos exquisitamente distribuidos cual cascada,
Que cae sobre su hombro y esos rizos en la frente,
Simplemente fascinante sutil sus mirada vivificante,
Al sentido deja expectante, en los labios sonrisa pintada.
Encantado quede, cuando oí la voz de esta criatura divina,
Bendecido por los dioses soy, al estar ante tanta belleza,
Dije, ¿ya estoy en el cielo, será ángel, o mortal de la nobleza?
Si es así adorare la eternidad. Paso el tiempo aun me fascina,
Este sentimiento tan indecible que tanto temo perder,
Si la pierdo me entregare al abandono y al padecer.