Hoy me pierdo entre la gente...
Camino con la cabeza baja...
Me siento odiada y diferente...
Miradas que mi corazón ajan...
Y en un parque solitario,
Me siento en un banco,
Y mientras la nada acaricia mis labios,
Escribo de nuevo en mi Diario:
Querido Diario:
- No sé como expresarte hoy lo que siento...
No sé como decirte que...
Mi corazón ha vuelto...
Que ama con tanto sentimiento,
Que le duele el más mínimo tormento...
Que le duele como, en la tempestad,
Caen de los árboles las hojas que han muerto,
Por manos del suave soplo del viento...
Que le duele ver como mientras las Rosas,
Rojas, rosas, o los Pensamientos,
Son acariciados por el haz de luz,
Que cada mañana les brinda el cielo,
Mientras ella sigue allí,
En la Sombra de estos tiempos,
La frágil Rosa Negra que llora sola,
Que mira sin comprender,
A la roja Amapola,
Que ríe en silencio su felicidad,
Mientras ella suplica cada noche, una vez más,
A la Dama Luna que la pueda iluminar...
Y la Luna, apenada,
Le dedica su mirar,
Una tenue luz que irradia esperanzas,
Y llora mi corazón ahora con ella,
Al contemplar como por tan simple acto,
La Rosa se puso a bailar...
Y mi corazón en la noche no puede olvidar...
Porque el fué un día esa Rosa,
Porque era el quien debía suplicar,
Porque era él quien debía llorar...
Porque era él quien a las Sombras se debía entregar...
Porque era él, querido diario,
Mi pobre corazón, era él...
Quien se sentía incapaz de Amar...
Quien creía que tan solo ya podría odiar,
Al Mundo, a la vida,
A los Dioses gritar...
Que nunca habían ni han estado de su parte...
Que siempre ha estado solo, en la tempestad...
Hoy llora con ella mi corazón...
De tristeza, y de felicidad... -
Y cuando en mi diario una hoja cayó,
Cuando la luz de un nuevo día,
El cielo coronó...
Supe que era el momento del adiós.
Cierro las páginas de mi vida,
Cierro las páginas de mi amor.