Había una vez un niña "no tan niña" de veinticuatro años, que vivá en Argentilandia, se llamaba Marcela, quién se había hecho amiga de un chico de 17 años con el cuál compartían buenos momentos y amistades entre ellos.
Hasta que un día ella se enamoró perdidamente de el, pero nunca se lo dijo por temor a perder su amistad, solo se lodijo a otra amiga. Pero esta como buen chusma se lo contó, tal fue su enojo que ya no confió más en mi ni en nuestra amistad, que ya llevaba cuatro años juntos de una verdadera amistad.
Pero el no pudo resistir de ella se alejó, tuvo miedo, tuvo mucha bronca, ni siquiera quería dirigirle la palabra, a tal punto no se hablaban que ella tenía que hacer de cuenta como que el era invisible a los ojos de ella, para no cargar tanta angustia Marcela fue enterrando en su corazón aquel amor que nunca olvidaría.
Pues el con otra se fue y en seis meses se casaron pero sin amor, ella nunca olvidará ese momento en el que su mejor amigo se casó. Porque junto con una amiga la Iglesia adornaron para el y su primera novia. Luego de eso ella calló hasta el día de hoy en que es amor volvió en otros ojos, otra piel, una nueva persona, el amor otra vez resurgió de las cenizas de ese eterno amor que nunca se olvida, y hoy ella piensa en el, en ese nuevo amor, que tampoco sabe si podrá ser, todavía no lo sabe aún si será o no será...
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PD: Cualquier similutud a la realidad es pura coincidencia
ELIANA