Donde quiera que estés,
entre mis manos,
tus nostalgias.
Los dedos de Dios
tocándote el alma,
las yemas constantes
en la piel de tus
redundancias.
Donde quiera que estés,
entre mis ojos
tus distancias.
Desde mi sur caliente
mojándote en fragancias,
kilómetros de besos
que yacen y te manchan.
Donde quiera que estés,
entre mis labios
tus húmedas razones,
cristales de papel
que son resabios,
gotas de lágrimas
a modo de erosiones.
Donde quiera que estés,
y a la vera
de tus cíclicas lejanías,
entre tus manos mis nostalgias,
y tu cuerpo...entre las mías.