I
Bajaste de un sueño de inmortalidad, tendido entre lazos de firme lealtad
Mas ojos vacíos tu estigma serian, de lo que la falta de un alma en ti haría
Hoy cargas tu pena… la dura lección, que te ha dado el tiempo en una oración
Malvada poesía, oscura razón, proscrito el poeta, es su maldición
Bendita poesía, gana el corazón, la mente y el alma de mi tentación…
II
Atado estas siempre, cual yugo encarnado
A la dama triste, la de andar herrado
Todos la conocen y de ella se apartan
Algunos le llaman la desesperanza
Otros la conocen como soledad
Pero tú la amas con toda frialdad
I
Maldición pues sea para ti
Que la dama triste siempre este aquí
Aunque recelosa te dejara ir
Muy de vez en cuando
En otro pecho a morar o morir.
IV
Más jamás nadie, podrá retenerte
Pues de alma careces, por dentro estas muerto
Seco igual que un árbol en un cementerio
Mil voces susurran lo que tu haz hecho Las rosas cortadas no Irán a tu lecho
V
Maldito el poeta que cree sin razón
Que un alma noble dará un corazón
Para que en el habite el arte sagrado
De dar con la pluma de algún desterrado
El golpe fatal de amor y consuelo
Que creíste un día cambiaria tu duelo.
VI
Es tu maldición que lo que tú esgrimas
No sea en tu provecho
Pues lo que hoy plantas en hoja y en tinta
Aproveche a otros… nunca a quien con sangre y sudor
Sufrió la experiencia de aquel desamor.