Admito que no resisto tu ausencia,
vivir sentí es una lucha constante,
para mi mente no estás tan distante.
Admito que preciso tu presencia.
Te buscaré, hay tiempo todavía,
ahora mismo, después será tarde
La llama de tu amor en mí arde.
Quiero miel que tu labio me ofrecía.
Mirándote a los ojos diré, te quiero,
pues sin ti mi vida no tiene sentido,
mi corazón te reclama en su latido.
Te profeso amor único y austero
no es de valiente sufrir en soledad.
Amor mío, te expongo mi verdad.
Autor: Alcibíades Noceda Medina