Los muertos del silencio, acaban dentro de una hoguera de finas
estampas domingueras, al calor de una sombra imaginaria, de un
embelecer poco común y nada placentero. Místicos, prematuros, huidizos,
seres de las entrañas de la tierra. azarosos, profundos, ermitaños,
porte de señores de la noche del arraigo y las mentiras piadosas.
maestros del orgasmo apurado y la escapada placentera, plebeyos mortales
de sus propias ignorancias, hacedores de la vida, derroteros de la muerte,
sabios confusos, poetas del mal hábito de la bebida y las prosas
angelicales de recuerdos que matan, devoran, angustian.
Los muertos del silencio son mis amigos, los atorrantes de la mirada
fácil y el sincero albedrio, canallas inescrupulosos de quehaceres
insufribles, mujeriegos, don juanes, violadores del amor de alguna esposa infiel, córporeos intelectuales del café adormecido en tazas de puro asfalto,
héroes de la jungla de cemento que los recorre cada vez que una falda
le guiña el ojo y un labial los provoca con sus gestos intutivos.
Los muertos silenciosos, me llaman cada tanto, para volver a jugar a la vida
y yo les respondo que la muerte sabe mas por muerte....que por silencios.