Caminando entre el silencio de un sendero,
me encontré con un paisaje árido y seco,
no había campos, ni tampoco árboles esbeltos,
sólo el aire que cortaba entre varios silencios.
A la tierra, le regalé mil semillas con esmero,
con mi sudor, le procuré agua como alimento,
le hablaba con cariño, esperando crecimiento,
hasta rogar al sol, que calentara sus cimientos.
Ál cabo de los años, fijé mis ojos en aquello,
era un paisaje extraordinario, era tan bello!..
miles de flores con colores vivos al viento,
acompañando a los árboles, con frutos secretos.
Abrí los brazos, con vocanadas de aire fresco,
miré entusiasmada, dándole gracias al cielo,
rogando a mis dulces frutales, un pequeño premio
como recompensa a tanto querido y gran esfuerzo.
Pero mi corazón, se paró en aquel mismo momento,
ninguno de ellos me ofreció tal obsequio,
siguieron danzando con el baile del viento,
sin respuesta alguna , mirando en sus adentros.
La tristeza, acongojaba mis ojos con sufrimiento
marché sobre mis pasos, que un día me trajeron,
de un paisaje árido, construí un bosque eterno,
llenando sus vidas, vaciando mis sentimientos.
.murieron, sin mis manos, sin mi agua, sin mi sol, sin mis palabras, ni siquiera sus propios frutos, fueron suficientes para pedir que me quedara.