Hoy plasmaré mis huellas en busca de mi otra mitad de vida, atenderé las mil letras atrevidas que aterrizan con turbulencia ante mis goteras encendidas. El puente será mi testigo junto con un cocodrilo y un ruiseñor que esperan acelerar mis latidos, vi charcos en mi camino, volé sin ser ave, me estiré sin ser jirafa, salté sin ser canguro tres elementos se me hacen presente, agua, tierra y fuego, sin saber quién es quién, aún así pude ver quien se me adelantó primero. Al contemplarlo creí que había llegado, sirvió dos copas de vino color anaranjado, acariciaba la suya con la mía diciéndome al oído, “yo soy, quien soy”, tomó mis dedos y un beso estampó colocándole un cordón dorado que sin ser de noche encandilaba mi mirada. Un escalofrío se apoderó de mi cuerpo haciéndome sentir mojada, quedé consternada con las manos en la cabeza al ver aquel anillo que se arrastraba hasta mis pies, me miró y entre gemidos y llantos abortó, y un obsequió me mostró.