No hay día en que no deje de pensarte,
incluso aunque me duela en la distancia,
habré de recordarte con constancia,
y habré como si nada, de esperarte.
No hay día en que no llore al extrañarte,
aunque finja ante el mundo una arrogancia,
que intente suponer que la distancia,
acaba con las ansias de mirarte.
De modo que, aunque el tiempo nos divide,
te juro que a mi alma no le impide,
quererte cual si no te hubieras ido.
Así que, aunque pudiese no encontrarte,
habrá de conservar mi pecho henchido,
las ansias infinitas de esperarte. (2006)