No sólo
te robaron tu oro
sino,
tu felicidad futura
y tu dignidad de ahora.
Hermano brasilero,
tu lucha
tiene raíces profundas,
tan hondas como tu río
El Amazonas,
eterno,
caudaloso
y lleno de luna,
de valor vestido
como el soldado
de tu independencia,
Tiradentes,
hermano mío también.
Eres rico en sentimiento
y tu tierra marchita,
de oro saqueado
por el vil inglés,
será tuya,
para el pueblo
y nuestra,
como el aire
de las aves,
como la noche de la luna,
como el azúcar
que endulzó a Holanda,
a Europa
y a todo gran burgués.
Pero la sangre dulce
de tu sudor negro,
sólo dejó
una roca estéril,
un árbol viejo
y un jabalí cansado,
solo sin destino,
como tú brasilero,
si no luchas
y percibes tu requeza.