Recuerdas aquellos versos
Aquellos que decían así:
“ Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
Como en tu rostro y tus acciones vía
Que con palabras no te persuadía,
Que el corazón me vises deseaba.
Y amor, que mis intentos ayudaba,
Venció lo que imposible parecía,
Pues entre el llanto que el dolor vertía,
El corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigors, mi bien, baste,
No te atormenten más celos tiranos,
Ni el vil recelo tu quietud contraste;
Con palabras necias, con indicios vanos:
Pues ya en líquido humor viste y tocaste
Mi corazón deshecho entre tus manos.”
Jamás de mi te mostraste atento
Y me mantube ciego ante mi verdad
Y ahora que callo la venta de mis ojos
Estos versos te voy a dedicar:
“Esta vez, mi mal, he de decirte
Las cosas que quedaron calladas
Ya jamás la verás amontonadas
Tras mi garganta para no herirte.
Y este amor, que mis sentidos engañaba
Cegó lo que en realidad veían
Y siempre ante todo desistían
Mientras el dolor mi corazón arañaba.
Baste entonces, de tanta mentira, baste
Ya no me atormentes con tu amor malvado
Pues ya entendí que me engañaste;
Con tus palabras falsas, con tu teatro acabado
Pues ya a mi amor perdiste
Ya jamás me verás otra vez a tu lado.”