Sueños de caminos que al mar nos llevan,
de flores silvestres que todo perfuman,
los pinares altos tranquilos contemplan,
a mares pacientes que todo lo bañan.
Las inmensas olas que fuertes irrumpen,
dejando esparcidas blacas espumas,
las gaviotas diestras que suaves planean,
con vientos mareros en noches de luna.
En cielos celestes los cerros se funden,
los botes pesqueros tranquilos descansan,
en arenas suaves como terciopelo.
Manos primorosas con arte preparan,
unos mariscales y pescados finos,
para disfrutarlos con su amor marino.
Lupercio de Providencia