Ven y escucha mi canto, viene de lejos,
el amor es dulce, como el néctar de una flor,
cada día espero la mañana, para acoger tu alegría,
por amor dejé mi ambiciones, sin igual es mi entrega,
en tí descubro el amor, eso basta para mi alma.
Eres el amor siempre fiel, tu amor aumenta mi fe,
eres la fuente que apaga mi sed, tu gracia inunda mi corazón,
más blanca que la nieve es tu alma mujer,
de optimismo está creado todo tu ser.
Tu alma guarda a mi esencia, mi corazón siempre lo cantará,
cuando oí la voz de tu amor, supe que era para siempre,
dulce paz me infunde tu tierna voz, tu mirada es mi fuerza,
cuando me miras con dulzura, no pido bien mayor.
Tu sonrisa es el sol que me da la alegría,
solo en tu luz deseo andar, llena todo mi corazón,
mi vida pasa tranquila, en ti halla mi descanso,
la esperanza alcanza todo, en ti ha confiado mi alma,
mi todo es tu amor, ven a mí, te espero en mi ventana.
Lupercio de Providencia