Desde que vives en mi pensamiento..
y tanto te sueño, tanto te deliro.. y por tus ojos me miro..
no hay tempestades, cataclismo o huracanes, distancia o tiempo, que pueda atemorizar, este corazón rebelde por ti sediento.
Una y mil veces, puedo desviar el rumbo, entre vuelo y vuelo por el mundo, si tan solo respiro, una señal de esperanza, un invito a cruzar
la esquina de tu calle y allí encontrarte.. y decirte: ¡HOLA!..
y sabiendote perdido.. me conformo con llevar
a la cuesta del camino.. la huella que deja en el aire, la fragancia de tu suspiro. Mientras hay vida hay esperanza, y el porvenir, no está en la semejanza
de lo que se ve, sino en lo que se deja afuera.. en los cruces de fuegos y señales.. y en los desabitados reinos
que aguardan una historia.