Disculpa mujer, esposa, escúchame una cosa:
Es importante conocer, hermosa,
lo que mi corazón espera
cuando te comprometieras.
Yo no dejé mi casa
ni mis gentes, ni mi Patria,
por un impulso que sintiera
de una amor de aventurera.
Vendí mi hogar con recuerdos,
todavía sin pagar,
abracé a mis padres viejos
diciéndoles que iba muy lejos.
Estreché a mi hijos;
dije adiós a tantas cosas
aterrizando a las dieciocho horas,
sin saber dónde, pero contigo.
Y ahora nada espero, pero sugiero
que no me amenaces más
con quitarme lo que más quiero.
Si me quieres de verdad, demuéstrala.
Que por el mismo camino que vino
un españolito fino y enamorado, se va,
dejando de lado a ti y a dos mas
y al resto del pueblo mexicano.