Se ha marchado la inocencia
hacia extraños paraísos.
Sólo sueños imprecisos
han quedado en la conciencia.
Hasta la benevolencia
de la vida se marchó
a otros mundos, qué sé yo,
tan remotos, tan arcanos...
sólo sé que a los humanos
la ternura abandonó.
Predomina la violencia,
la pasión, las corruptelas,
la mentira y sus secuelas
como por correspondencia,
una triste consecuencia
de la falta de oración.
¡Qué infeliz transformación
ha sufrido nuestra tierra!
Hay en todas partes guerra,
impiedad, desolación.
¿Dónde está la Cenicienta,
la del alma inmaculada,
esa niña marginada
sin razón, sin indulgencia,
que venciera la demencia
de su madre y sus hermanas
con las fuerzas soberanas
del amor y la paciencia?
¿Dónde el hada de la ciencia
que le abriera las ventanas?
¿Dónde está la Blanca Nieves
y sus siete enanos? ¿Dónde?
En algún lugar se esconde.
Allá quiero que me lleves
¡oh Jesús! y que me eleves
a ese mundo de ternura,
de pureza, de dulzura,
a ese mundo de la infancia
sin doblez ni petulancia,
de fantástica aventura.
Es el mundo que yo quiero,
el del Príncipe valiente
donde aún se ve y se siente
la presencia de Platero,
a ese mundo placentero
del Quijote y Sancho Panza
donde brilla aún la lanza
del hidalgo justiciero
"desfaciendo" el mal primero
que a la pobre viuda alcanza.
Mundo bello y colorido,
armonioso y aromado,
mundo blanco sin pecado,
sin dolor ni por descuido
es mi mundo pretendido
donde impere la alegría,
donde a plena luz del día
pueda amarte sin recelo
como allá, como en el cielo
blanco de melancolía.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC