Bajo la luz de la luna
o a la luz de las estrellas,
unas veces en la playa,
recostada en una duna,
o en el jardín de los sueños.
Transcurre, lenta, la noche
y un coloquio a medias voces
apagadas, hace coro
al dulce canto de los grillos
y el rítmico croar de las ranas.
Fluyen, suaves, las palabras
pronunciadas al oído,
tejiendo una letanía
de amor tierno, agradecido,
sazonado de alegría.
Y entre palabra y palabra,
como un dulce condimento,
nos prodigamos los besos
que son mudo testimonio
de este bello sentimiento.
Dulcemente pasa el tiempo,
la noche se nos acaba,
¡no perdamos ni un momento!
Ven y escucha lo que siento
cuando te tengo abrazada.
Tiemblan de amor nuestras almas,
se funden dos corazones
en un lago de suspiros
y mágicas ilusiones;
¡es la gloria: estoy contigo!
duerme el mundo, prenda amada.-
Eduardo Ritter Bonilla.
7 de Julio del 2009.