Cuando arrasen las sombras con las brújulas,
cuando caiga la noche profunda,
y sólo quede un boceto sin dibujar,
del sueño que no fue.
Cuando la vida no arrime un armisticio con el filo de la angustia,
y el cielo se hunda bajo tus pies,
Cuando te llueva la anchura de tu propia ausencia,
y muera lenta la soledad.
Cuando el espejo te arroje única a la verdad,
y no soportes el peso de la fragilidad,
cuando desciendan los soldados del miedo sobre tus ansias,
y te anclen al vacío sin enmascarar,
cuando lloren sin testigos los principios sin final,
y no te dé respiro la imposibilidad.
Cuando por las arenas del tiempo se retuerzan inútiles las palabras sin sepultar,
y no halles escudos contra la tempestad.
Cuando el silencio amortaje la tristeza,
y tu mirada precipite la oscuridad,
estaré a tu lado, hilando con mis manos
la manera de darte paz.
Y sabrás sin dudarlo, que no me acobarda el verbo amar. Miriam E. Mancini