Piensa que la olvido y se equivoca,
no hay rincón donde no la recuerdo.
Nunca la tuve por eso no la pierdo,
por verla no quiero que amanezca,
Brilla en la noche aun en la ausencia.
Jamás estuvo, ni estará conmigo,
Sus bellas palabras fue mi abrigo.
Nunca sabré cual es su fragancia.
Muchas veces me grito te quiero,
la escuché pues con mi alma estuvo.
Ella volvió ignorarla no me atrevo,
es deslumbrante el divino lucero,
demostrándome hermoso cariño,
Y embeleso por ella, como niño.
Autor Alcibíades Noceda Medina