No... no puedo escribir nada,
nada que rime hoy escribiría,
nada que explicara
esta enorme e increíble alegría.
Desde rincones remotos y escondidos,
desde la noche, sin saber cómo,
desde mi angustia que ya no es tanta,
me ha llegado el brillo de tus ojos...
Y la disculpa que hace ya tiempo
a tu ausencia, había concedido,
a esta espera la hizo rosa
por haberte conseguido.
Desde un lugar muy lejano
como caída del cielo,
me ha llegado tu presencia,
y el sabor de aquellos besos.
Imposible, vida mía,
es explicarte lo que siento,
porque todo se define
en el mar de tus deseos.