El hambre te hizo esclavo,
ese maldito veneno te quemó las entrañas,
esa maldita espina se apuntaló en tus huesos
y esos idiotas que se devoran todo
que monopolizan libertades,
te empujan al pantano de la resignación.
Ese poder te prefiere débil,
te ofrece y te vende debilidad,
te impulsa al tropiezo, te tienta al abismo,
impiden que te mantengas de pie
porque solo pueden ser reyes
en medio de esta decadencia.
Descarrilaran tu tren cada vez que vuelvas
a acarrearlo empecinado hasta las vías.
Querrán a tu tierra desmembrada,
sin lazos, sin nada que pueda unir distancias
porque la encuentran poderosa,
como a un dragón dormido.
Esos idiotas te temen
y jamas te querrán
ni despierto, ni pensante.
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