Lo han visto llorar de cansancio,
en escena real peleando al mundo
lastimero doliente. Don vagabundo
olvidado, a nadie mira con desprecio.
Solo la naturaleza a él no discrimina,
también acaricia su cara la brisa,
la lluvia baña su aval hecha trisa,
en caja abrigada, sus días termina.
Así siempre es su existencia vana,
tiene calor de hogar solo en verano,
también su calor de amor más cercano.
Caído del sistema desterrado camina,
excluido del banquete de los privilegiados,
en su propio país ni, son refugiados.
Autor: Alcibíades Noceda Medina