Lo que antaño fue arduo escarlata,
incendio de amor, besos de ternura,
es ahora negro, color de amargura.
Y el bruñido oro, ahora es negra plata.
Recuerdo tus ojos ardiéndome, ¡Oh cielos!
Recuerdo aquél dulcísimo beso
que hizo, -¡ay de mí!- tu esclavo y preso.
Recuerdos todo... Oscuros anhelos...
Aunque tu ya no me ames, yo te adoro
y aún cada día, cuando anochece,
mis trémulos labios buscan tu llama.
No puedo evitarlo: pienso en ti y lloro,
y mi cabeza al verte enloquece.
Aunque me has matado, este idiota aún te ama.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!