Surge en la noche en mi sueño una estrella,
es suerte mía este acontecimiento,
su luminiscencia en el firmamento
imposible esconder, es la más bella.
Su presencia me inundo de ilusiones,
hallo su gracia y me abrasa alegría,
donde reposo sueño y fantasía,
en ella ofusco hermosas sensaciones.
Para su amor es gruta mi corazón,
también la tengo en el hipocampo
y allí crece como hierbas en el campo.
Para ella no hay desidia y sinrazón,
en su presencia toda se enaltece,
la razón que mi amor le pertenece.
Opacan a luces con sus destellos,
trajinando en jardín de mi ilusión
confundiéndose en la dimensión;
es un lucero más, estando entre ellos.
Sitúo en ella senda perentoria,
a su espera tengo versos y pregón
ahora en encarpeta, como en cajón.
Sabrá que los he hechos a su memoria.
En frase enuncié limitaciones;
es mi adoración, ya sin socavo
ella es mi reina y yo su fiel esclavo.
Nos amaremos sin limitaciones
por amarla siempre estoy persuadido.
Parece real el sueño construido.
El señor de los fierros
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