Los árboles y las casas,
Las calles y las montañas,
Se ven cubiertas, por el manto inmaculado,
De la nieve blanca.
Ya en el corazón del invierno,
Se oye el repicar de las campanas.
Ya la Navidad, llama a las puertas,
Ya las gentes, se recogen en sus casas.
Caminan deprisa por las calles,
Ignorando al vagabundo que les mira y calla.
Para él, su único hogar, es la calle.
Para él, la Navidad, es esperanza.
Su lecho, la nieve fría,
Y el cielo azul, su manta.
Su alegría, es seguir caminando por la vida,
Con el ligero equipaje de la fe y la esperanza.