El viento bate con fuerza a la lluvia,
en esa noche detrás de las sombras,
mi amada aguarda paciente a esas horas,
en su ventana la lumbre encendida,
lleno mis ojos de brillo contento,
y mis pupilas las clavo buscando.
Las escaleras las subo de prisa,
mi corazón se estremece pulsando,
allí en su pieza la hoguera conforta,
donde el calor y el perfume me embriagan,
mi bien espera que llegue de pronto,
entre sus brazos encuentro el consuelo.
Así de pronto se agitan mis sueños,
bajo la luz de la casa infinita,
al desprenderse una estrella en el cielo,
de los amores el astro que alumbra,
ha descendido fundiendo las almas.
Lupercio de Providencia