El ansia se me confía,
la noche se me serena
y el alma que aún porfía
está con luna llena
que se esconde tras el día.
Oh Dios, que alumbras lo justo,
misericordioso Dios, omnipotente,
dame el ánimo que necesito,
escucha mi agua corriente
que se devana permuto.
Mi sangre, magma hirviente,
recorre surcos de un río
que yace en profundo ascendente;
mientras, por fuera me río
para engañar a la gente.
Por fuera canto baladas,
a veces, callo paciente.
A la gente no le importa nada
si soy o no consecuente
o de aura apocada.