En esta noche fría donde las hojas secas caen,
Y los versos brotan como manantiales.
Ella es la niña de mis ojos,
Mi canción de cuna, mis sueños sentimentales.
Puedo decir que la quiero, pero en secreto;
Callado como si nada pasara.
¿Como hago para poder evitarla,
Si soy esclavos de sus movimientos?
Es reina de mis noches y de mis días,
Cosquillas me producen pesar en ella;
Y cuando la veo se esta alumbrando Con su sonrisa de blancos jazmines,
Y se me encandilan los ojos.
.
Una vez escuche su voz angelical,
Pero estaba mezclada con tristeza,
Se me quemo el alma verla llorar,
Se me consumió como un papel seco
Viendo el fuego de sus triste ojos.
Sus lágrimas tristes y sinceras
Que corrían como ríos a su boca.
Lo que hubiera dado llegar con un pañuelo
Y el alma hubiera dado por haberla consolado
Mi sinceridad daría, por no haber escuchado,
Ignorar, borrar lo que partió mi fe;
Enterarme que su corazón tiene dueño,
Que su amor a otro le pertenece.
Que cruel y mortal es el destino
Me deja amarla y no me deja olvidarla.
Me costara la vida arrancar las raíces
Este amor de dos años de antigüedad.