NO FUE UN ACIERTO MI NACER

A ras de la tierra en el campo.

A ras del suelo en la ciudad.

Así he vivido y vivo.

Y así hasta la eternidad.

Y cuando un día mis cenizas

sean esparcidas sin más ni más,

yo buscaré un rinconcito

donde al fin poder descansar.

Que no quiero que me atrapen

de nuevo para mendigar

dentro de un cuerpo de sangre

del que se burlen los demás.

Pues que de niño pasé hambre.

De mocito se me tronchó el amor.

Y de mayor me acosaron cual si fuera

un fementido traidor; un asesino cualquiera.

Por ello cuando ya veo muy cerquita el final,

tan solo me acaricia el deseo

de que mis cenizas puedan

entre los almendros descansar.

Aquellos almendros que fueron

testigos de mi soñar.

cuando el pajarillo entre sus ramas

cantaba en libertad.