Recuerdo tu cuerpo cansado, tu entrega, los mimos hacia mis hijas.
Recuerdo tu piel arrugada por los años, tus años junto a tu esposa, desfalleciste el día que ella, fue llamada por su Dios, a descansar eternamente.
Y te dejaste llevar por la nostalgia, por el dolor de haber perdido a tu piedra mas preciada, le prometiste algún día se encontrarían para nunca mas separarse. Y así fue, partiste dejando otro vacío en nuestra mesa, en nuestras vidas.
Te recuerdo conversando, tomando mates, esos que solo vos sabias hacerlo, en mis oídos siento tu voz, timbrada, pausada, fuiste un poco mi PAPA, fuiste el PADRE de mi esposo, el ABUELO de mis hijas.
Un día Dios te dio alas, esas que hicieron que fuera tu ultimo viaje, un viaje donde irías solo y sin retorno, tu cuerpo descansa en ese lugar tan frío que llamamos Cementerio, pero tu corazón, tu alma están junto a Dios porque merecías estar junto a el, por todo lo que entregaste a tu familia.
Te extrañamos demasiado, solo nos queda dejarte una pequeña plegaria y una flor