Hoy puedo decir cuanto aprendí estando a tu lado,
ahora ser amables y sensibles, ya no me avergüenza.
Tu cordialidad me enseño a tratar con delicadeza,
atrás quedó aquel hombre tosco vano y desolado.
Tanto te agradezco, por aceptar mi alma sola y salvaje,
cuanto habrás sufrido, cuando me sentía tan engreído.
Desataste mi alma liberándolo, ahora ya actúa como es debido.
Con ternura y paciencia me concede tu amor como mensaje.
Te amo porque a tu lado aprendí a ser dócil en todo sentido,
y ya valoro las pequeñas cosas, convivir y ser como soy,
vivo sin apresuramientos inútiles, ya no olvido que la vida es hoy.
Tenerte a mi lado es mi suerte de eso estoy convencido,
criatura de la creación, Dios te has puesto en mi camino,
para camina de tus manos apaciblemente y esto es un don divino.