Llegando ya la alborada,
al rumbiar para mi cama,
me pareció me rozaba,
algo frío y nauseabundo.
No necesité pensarlo,
noera cosa deste mundo.
Por estar por tanto tiempo,
metida en el interné,
a la parca la tenté
y me vino persiguiendo.
Por las calles asustaba,
a cuanto gaucho encontraba,
que con cagazo pensaba
en estas vicisitudes.
Claro, acá no la esperaban,
es de otras latitudes.
Ya no tuve mas remedio ,
cuando ella cuenta se dio
que tenemos cementerio,
y ai noma a los apurones
comenzó a elegir panteones,
algunas tumbas y criptas
y bastantes sepulturas.
Pensó arriar a unos cuantos
de estas tierras inocentes
que por no estar informaus
de costumbres y culturas,
de no haberse avivau,
se ganan el guadañazo.
Menos mal que por la Susy,
que no es nada quedadita,
se organizaron con fustas,
facones y boleadoras.
Los cobardes se escondieron,
dispararon los ligeros,
pero con los que quedaron
ya fue mas que suficiente,
pa correrla a la flaquita,
hacerle pegar la vuelta,
atada de pies y manos,
para seguir asustando,
a todos los mejicanos.
® Susana Valenzuela
31-10-09
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!