Me encantas, cuando escucho tus mentiras,
lo que importa qué hables y me digas cosas.
Tu ficciones son inocente, tan solo son quimeras,
que dulce fantasías tienes chiquilla hermosa.
En tu presencia mi corazón tiene tranquilidad,
no pienso en nada, solo disfruto tu presencia,
pues tenerte es un milagro, una casualidad,
que satisface mi sed de amar y mi apetencia.
Siempre regresas cuando el amor está muriendo,
regresas el alma a mi cuerpo con tu sonrisa sincera,
cada momento, tu faceta de mujer voy descubriendo.
Anhelo tenerte siempre en mis manos severas.
Pero tú amor, tan frágil mereces amor con ventura,
en verdad somos felices amándonos así libremente,
eres la estrella que llega de visita de la altura,
y simplemente enriqueces con poesías, mi opaca mente.
Que importa si mañana estaré nuevamente solo,
si cada segundo contigo es el cielo en vida,
te descubro, te conquisto como un Marco Polo.
Se feliz amor, y seré feliz por lo que tu decidas.
Yo estaré en el camino donde tú me dejas,
cuando vuelvas te abrigaré, si tienes frío,
en lo que puedo te ayudaré sin ninguna queja.
Amor: siempre me encontrarás como un manso río.
Autor: Alcibiades Noceda Medina