Aquella habitación,
refugio de un amor.
Amor que no puede tener,
ni vino ni una mujer,
soñando entre el oropel,
de un edredón.
Aquella habitación,
cambiante decoración.
Que encierra entre sus paredes,
un amor que en esencia,
requiere dos voluntades,
dos promesas y dos verdades.
Amor que por testigo,
solo el espejo el closet vacío.
Un lecho limpio y blanco,
como este amor que nos tenemos.
Como esta fe que nos mantiene,
y esta pasión que nos sostiene.
Una esperanza en un futuro,
para que la bifurcación desaparezca.
Y al final de nuestras vidas,
juntos y unidos envejezca,
nuestro amor, nuestro destino.
Y aquella habitación desaparezca.
30-01.2007 Julio