Yo, el humilde corazón
La raíz de todo lo bueno
El crecimiento
Yo, la tranquilidad de este mundo
Yo, el que no divulga su respeto
El que escucha todo el tiempo
El que no habla pero siempre atento
Yo, el simple
Yo, el enorme
El que calla para dar ejemplo
El que nunca engaña por dinero
Yo, el recto
Yo, la raíz del silencio
El obscuro llanto de todo el sufrimiento
El que lucha en todo momento
Yo, el fuerte
Yo, el que llora
El que también morir quisiera
Para no vivir bajo la tanta presión de la bestia
Yo, el que solo sueña
Yo, el extraño
El no aceptado ante el alrededor
El que lleva el cabello enredado
Yo, el que para dios trabaja a diario
-Poeta Juan Padilla