El destino está escrito en los astros-me dices,
bruja encantadora.
Y yo te digo que sí,
pero en forma de infinito crucigrama;
en el que puedes buscar
las palabras que te dé la gana.
El destino está escrito en los astros- me dices,
bruja encantadora.
Y cuando tengo hambre, hambre de tu amor
me hago una sopa de letras del firmamento
con mis versos;
o remuevo la sopa de estrellas,
para degustar tus besos.
El destino está escrito en los astros- me dice
La Reina de las Estrellas.
¡Claro!, con tu pluma trazas
el vuelo de este cometa errante
que no tiene más remedio que seguirte,
mi estrella fugaz ( mi “étoile filante” dirías tu),
aunque en tu trayectoria
sólo te viera un instante.
¿ Por qué las estrellas más hermosas son las más fugaces?
Porque si las retuviéramos un instante más en la retina
su belleza desbordaría la pupila y quedaríamos
ciegos en ese instante.
Nuestros destinos están perdidos y no confluyen.
Ah, pues déjame enviar todos los horóscopos
al cuerno de Tauro,
donde brilla la estrella de donde surgí.
Y así seguro que confluirán.
El destino está escrito en los astros- me dices,
bruja encantadora.
Sí, pero hasta que conjuras un terremoto estelar
con tu mirada de esmeralda,
y vuelves a escribir
todo lo que te da la gana.
Y en cada terremoto estelar
yo, pobre cometa errante,
me voy desintegrando
confundido en el llanto de las Leónidas,
mientras tus estrellas se apenan
porque nunca, nunca te alcanzo.