Por la noche, en el silencio
y el sosiego de tu alcoba,
cuando te dan una tregua
los afanes de este día,
Cuando aflora el sentimiento
y vuela a mi tu pensamiento
con insistente porfía,
te preguntas, vida mía,
si acaso en ese momento
te pienso en mi fantasía.
¿Que si te pienso, mi amor?
¿Si te recuerdo, mi vida?
Si pienso en tí noche y día
y es sólo tu pensamiento
el que me da fuerza y aliento
y es fuente de mi alegría.
Te pienso así: con fervor,
con pasión y sin descanso
pues eres tú mi remanso
de ternura y de calor.
Es tu imagen mi consuelo
en medio de esta soledad,
son tu dulzura y bondad
el fiel reflejo del cielo
que me aguarda entre tus brazos,
los que conducen mis pasos
hacia tí en todo momento;
eres de mi vida el centro,
el bálsamo milagroso
que mitiga a mi ansiedad.
Pues cada vez que te pienso
se eleva mi alma de gozo
como una nube de incienso
en un sueño maravilloso
que pronto haré realidad.-
Eduardo Ritter Bonilla.