1.
Nadie podrá decirnos que se ha muerto
Mientras aún siga vivo.
Y cuando se haya muerto,
Ya no podrá decírnoslo,
Pues nadie, Muerto y Vivo,
Va a estarlo al mismo tiempo.
Como hablar con los Muertos no podemos,
Porque todo en los Muertos
Es Silencio y Misterio,
Nos volvemos a Dios y le decimos:
Señor, ¿qué ha sido de Ellos?.
¿Se puede ya no ser cuando se ha sido?.
¿Qué nos dejan, Señor, cuando nos dejan,
Además del Dolor de haberse ido?.
Si es un trozo de Carne el Cuerpo humano,
Que nada más morir se descompone,
El Amor que a esa Carne iluminaba,
¿Pasto será, también, de los gusanos?.
Señor, si eres Amor, que Amor reclama,
Si sólo por Amor nos has creado.
Si has muerto por Amor Crucificado,
¿Cómo podrá la Muerte
Darle muerte al Amor que nos has dado?.
El Hombre va perdiendo lo que tiene,
Mas le quedará siempre lo que es:
Un Ser para el Amor por Dios creado
Y que nunca podrá dejar de ser
Pues al Amor de Dios quedó ligado
Desde que le dio el Ser.
Que en Dios empieza todo
Y también todo se eterniza en El. 2.
Cuando el Hombre se muere,
No todo lo que es muere con El.
Su Amor con El no muere
Y al vencerle a la Muerte,
Eterno, como Dios, pasa ya a ser.
Si en el Principio sólo fue el Amor
Amor seguirá siendo hasta el Final,
Y Amor el Hombre es,
Pues al dejar Su Huella Dios en él
Lo hizo ya Inmortal,
Como Inmortal Dios es.