El humo del cigarrillo dibuja mil piruetas
maneras constantes de hurgar en soledad,
un puñado de imagenes que aunque quietas,
parecen decirme que nunca hubo verdad.
El hùmedo rincòn de amores imperfectos
ubica el sentido de toda estrategia,
paseando por el cuarto el reflejo de un espejo
valiente transeunte que se pierde y no me deja.
El alcohol se hunde profundo en mi desvelo
cuando te humanizo a modo de princesa,
con tus faldas largas y los ojos color cielo
y el pesar constante de toda tu belleza.
Noche imaginaria de lunas que interpretan
la marca del poeta lejos de su melancolìa,
el humo constante, los silencios que se dejan
atrapar por las sombras hirientes de una vida.
Entonces la procaz ambiciòn de una mentira
sacude ese entorno perpetuo de ignorancia,
para que tome tiempos inmunes a tu ira
para que me tengas preso a modo de distancia.
Ahora que te encuentro despuès de mil exilios
pareces tan perfecta cual roce de una estrella,
el pasado se vino todo junto con los lirios
aromàticos sueños, palabras sin querellas.
Y en este cuarto de pensares tan diversos
atravesaste el lìmite que reglan nuestros años,
perdida vuelves a posarte en mis versos
a manera de refugio, de tantos desengaños.