Hoy al despertar te dije emocionado:
¡hola, mi reina…! sonreíste pensando
que era broma. Me sentía un poco apenado,
estás ajeno del momento que estoy pasando.
Eres la única que queda, todo se han ido,
el trato de nobleza te doy, no por atrevido,
mi madre antes de irse al cielo me pidió,
entonces el trato de Soberana a eso se debió.
Siempre dije que eras mi dulce princesa,
pues en ti encontré una ternura inmensa,
también por tu sensual y sublime delicadeza,
es que realmente te hace digna de la nobleza.
Quiero que te sientas la mujer más amada
del universo y de entres todas la mas mimada.
Amor amo todo de ti, desde tu radiante mirada,
tu andar cadenciosa, tus pies y hasta tu pisada.
Autor: Alcibíades Noceda Medina