En el jardín las guirnaldas,
en la terraza el clavel,
en el balcón resguardadas,
las gardenias que sembré.
De blanco color teñidas,
expandiendo su perfume,
se muestran muy distinguidas,
porque su aroma presumen.
De todas las flores que tengo,
son para mi las más bellas,
son hermosas de abolengo,
son mis queridas gardenias.
Las cultivo con esmero,
las riego con emoción,
y como tanto las quiero,
siempre serán mi pasión.
Sus pétalos con tersura,
como la piel de mujer,
acaricio con ternura,
disfrutando un gran placer.
Pero que tristeza siento,
cuando al pasar de los días,
se marchitan en su intento,
de conservar su efímera lozanía