Leyendo viejos cuadernos
sospechando que soy el mismo,
coraza tras hermetismo,
cuento veintidós inviernos.
Practicando el eidetismo
despido la juventud,
mientras suenan las alarmas
busco en mí alguna virtud
con la esencia y amplitud
de dar buen uso a mis armas.
Pon tesón,todo se olvida,
vamos soldando los años,
escalando unos peldaños
mi obsesión se llama vida,
pasan días,pasan daños,
nunca termina la lucha,
puede que haya recompensa,
puede que no sea mucha,
el contenido de mi hucha
guarda una nada indefensa.
Sin dinero pero no estoy vacío. . .
en el fondo sigo siendo aquel crío.