Es mi mano la que rompe el silencio del paisaje en tus labios, es tu cuerpo quien la obliga a desplazarse por tus llanos, tus colinas son silvestres y peligrosos campos, nunca olvidados, por los ojos de este tonto explorador perdidamente enamorado.
Hoy te encuentro en la perdición de mi alma condenada a la hoguera ardiente me he lanzado y sigo a ti abrazado, con precaución de no dejarte sin aliento, te rescato de mi cuerpo, y en el cielo te coloco, el que nunca deberías haber abandonado.
Es un hecho que mis pupilas quedan con la boca abierta olvidan las tormentas que entre escapos fueron gozos inventados la verdadera paz en tus ojos siento por fin han encontrado.
Al final del día, el miedo de perderte no me mata la sonrisa, pues perdido estoy yo, si tu te pierdes, me encuentras en la brisa, y al inicio de otro día nos encontramos juntos y sin prisa.
DRQCO