Lo que imagino y proyecto en mi cerebro
solo me hace más,
y más,
y más daño.
Ya sé que se ve con otro,
fue una noticia de esas en las que parece que te clavan un puñal en el pecho,
esta pequeña ciudad es un nido de marujas,
¿esperaba que no me enterase?
Seguro que no,
no me quiere,
eso es tan cierto como que estoy jodido,
lloro como un beato cuando no puede ver su procesión,
no merece mis lágrimas,
¡no las mereces!
Tú llorarás por mí,
lo escribo con el máximo rencor,
aunque tal vez mañana no lo vea así.
Siento que he fracasado,
ya formo parte de ese grupo de hombres
a los que una mujer les hizo perder la cabeza,
ahí estoy,
avanzo un peldaño
y retrocedo tres,
pongo dos parches
y me salen cuatro rotos más,
y todo ese tiempo parezca que haya hecho el memo,
tal vez sea un síntoma de falta de confianza.
Preguntarle ha sido casi peor
¿Creo lo que me dice o no?
No,no lo creo,
y verte por la calle conduciendo pasada media noche. . .
pues como que esas palabras me suenan a teatro del malo.
Creo que nunca has sido sincera,
creo que me has fallado,
me abriste,
aprobechaste lo poco que había
y tiraste el resto,
lo que no sabes es que por muchas veces que muera
siempre acabo resucitando,
el cambio está en mí,
y se aproxima,
ve diciéndole a tu “amiguito“
que algún día querrás volver conmigo,
pero ese día ya habrá cambiado todo. . .