Dejad amar a la mujer caída,
dejad al polvo su vital calor,
porque todo recobra nueva vida
con la luz y el amor.
(Víctor Hugo)
Soy el hombre que ríe.
Para el mundo nunca lloro.
Para el mundo sólo me burlo. Me burlo solo.
Para el mundo soy máscara: estoy enmascarado para este mundo.
Si eres ciega y huérfana en este mundo
Sólo tú veras en mi, poeta, un mundo.
Soy el hombre que ríe
Y que llora por reír siempre.
En este océano de farsas de calamares
No puedo llorar mis verdades.
Un grito en el agua nunca se oye. Es frustrante.
Un grito en el fuego tarde llega. Es sólo dolor.
Un grito en el aire es fiera burla. Es su confusión, no la tuya.
Un grito con eco aviva mi miedo.
Gritaré, seguro, en el vacío de mi verso.
Soy el hombre que ríe.
Y tú la mujer que llora.
Si tu sonrisa cae, amaré mi risa.
Si polvo fueras, al menos en mi, dispersa, ardieras,
Y en su día resurgieras...
¿ Ciega de luz o ciega de amor?
Es igual.
Pero la luz la llevas tú.
El amor va con los dos.
Hoy te toca a ti quitarte la máscara,
y llorar porque no hay amor en el mundo.
Mañana me la quitaré yo,
y reiré porque nadie nos entiende a los dos.