No me expliques el por qué
los pobres no tienen nada,
con ese traje café
y esa corbata importada,
con esa loción costosa
y esa camisa tan fina,
pulcramente almidonada.
No me expliques cómo fue
que la miseria acabó
rodeando a nuestras ciudades
como una férrea tenaza;
ni me describas qué hacer
para conjurar, con planes,
aquella bomba de tiempo
de una "turba de rufianes"
que a tu riqueza amenaza.
Quédate con tus teorías,
tus estudios "de escritorio",
tus gráficas coloreadas,
tus cifras sofisticadas
y tus charlas de café,
en las que "arreglas al mundo"
con simples disertaciones
que no conducen a nada.
Quédate con tus razones
y estériles conclusiones
sobre "qué se debe hacer"
para darle de comer
a esa pobre gente que
se encuentra desesperada.
Vende tu coche del año
y tu "Van" super-equipada,
saca a tu hijo de esa escuela
tan exclusiva y privada;
las joyas de tu mujer
dalas a una buena causa.
Cancela tu viaje aquel
hacia Las Vegas, Nevada
y convierte tu mansión
tan lujosa y jardinada,
tan amplia y bien amueblada,
en sólida habitación
de gente desamparada.
Vete a vivir con aquellos
de quienes nada conoces
y ayudas sólo en palabras:
haz tu "chante" de cartón
y lámina acanalada,
sin gas, ni calefacción,
piso de tierra y fogón,
sin un colchón ni una almohada.
Vive en la extrema miseria,
entre la gente amargada
por no tener un trabajo
ni, tampoco, una esperanza;
alúmbrate por las noches
con la luz de algunas velas
o "cuélgate" de la luz
como los demás: robada.
Bebe el agua de los "tambos"
con sabor a gasolina,
aunque esté contaminada,
aguanta el frío en el invierno
y la lluvia por las goteras,
cada otoñal temporada.
Acostúmbrate a las moscas,
los olores nauseabundos,
las ratas, las cucarachas;
deja que tus hijos jueguen
entre la mugre y el lodo,
con un palo y una lata.
Y, si no tienes valor
para compartir la suerte
y la misma clase de vida
de los que padecen hambre
y, en todo, les ponen trabas,
Pues entonces, por favor,
al menos mantén la boca
prudentemente cerrada;
no me expliques los "por qués"
con tu ciencia almibarada
de "psicología de masas"
y sociología barata,
no me expliques los "por qués",
porque tu- ¡no sabes nada!-
Eduardo Ritter Bonilla.