El día se apaga, muere el olvido
vive la calma, tu recuerdo, el frío.
De su sombra oscura ha salido
con la esperanza de volverte a ver
y caminando te ha sorprendido
vertiendo el mundo a tus pies.
Cómplice y mudo te hará llegar mi mensaje:
en el blanco de su reflejo,
en la fría aura que desprende su aliento,
en el negro inmenso que se expande a su alrededor.
Si no abres los ojos, oirás mi eterna canción.
Tus pasos llevan sombras
que se revelan
por no salir en escena.
Date la vuelta, que te vea
y se me quite un poco la pena.
Si mirarla es como verte
porque verla en tu rostro
iluminándote, con suerte
si tu la miras yo gozo.
Espejo de mis pensamientos que han de llegar a ti,
porque tu me ves al otro lado, del mismo modo en que estoy
en comunión con tu mirada, tus gestos y media sonrisa.
Sonríes porque me crees y sabes que esto es así,
un espejo para reflejar nuestra eterna amistad.
En un momento de triste fugacidad
que falta me hacía que estuvieras aquí.