Otro cuento

Otra historia dulce niña -te voy a contar ahora.

De una aldea era maestra - contaba pocas primaveras

y ya un pretendiente tenia - del campo trabajador,

mas poca ilusión había - por el joven en la niña

pues le parecía poco - ya que ella era ilustrada

y sin prestar atención - no escucho al corazón.

El muchacho era honrado - bonachón, pero algo rudo

y de humilde condición.

Una vez a la semana - gustaba de ir la muchacha

por comprarse nuevas galas - a una capital cercana.

Cuando un día por fortuna - de tierra extraña llegaba

fornido y guapo un soldado - que le hizo suspirar.

Casi al verlo se desmaya, - notó herido el corazón

prendada quedo al instante - del extranjero elegante.

El se advirtió enseguida - lo que en ella despertó,

y al mismo tiempo sintió - deseos locos de amor. 

Cuando supo el labrador - de la historia que nació

se quedó sin ilusión - su sueño se marchitó. 

herido en lo mas profundo - se quedo su corazón

y lloro con desconsuelo - la pena de su dolor.

Ya pasado algún tiempo - muy felices y contentos

casaron maestra y soldado - la vida pronto les dio

dos preciosas criaturas – revoltosas, juguetonas

para el agobio del hombre - de la mujer gran orgullo.

De la vida el día a día - fue apagando la pasión

todo se torno en rutina - fue llegando el desamor

y una noche de invierno - cobarde el caballero huyó

lloró amargo la maestra - ya que comprendió su error.

De pronto una mañana - muy apacible de otoño

paseando su tristeza - por un camino en la aldea 

de la que fuera maestra - casi como una sorpresa 

andaba el mismo sendero - un campesino tranquilo 

que con ella se cruzaba - y a los ojos le miraba.

Algo sacudió su pecho - era su amor olvidado, 

los dos quedaron parados - luego hablaron largo rato

ella triste su error confesó – y su fracaso contó, 

el sonrió tiernamente – con gran dulzura le habló

que a ella siempre fue fiel - que no tuvo mas mujer, 

le latió el corazón muy fuerte -recordando aquel querer 

que tiempo atrás despreció.

El le tendió la mano - y nada le reprochó

pasearon un buen rato - en silencio, muy callados,

sin mediar conversación - se miraron ambos dos

como pidiendo perdón ella – y el, suspirando de amor.

A partir de este momento - desconozco que pasó

no se como siguió el cuento - no se si acaso acabó,

y si tal vez ocurrió - no conozco yo el final,

imagínate el que quieras - invéntate un desenlace

como a ti te gustaría - que pudiera concluir

Para poder terminar,-querida niña esta historia

¡ Ponle tu, punto y final !

MG 23-03-1992